martes, 27 de septiembre de 2011

Cada vez más cerca.

Quiero equivocarme sin llegar a sufrir, sin importarme lo que hice ni lo que haré. Disfrutar de los momentos al máximo, pensando que no habrá un mañana para poder lamentarse. Desear permitirme cosas sin llegar a mar. Ser rechazada miles de veces sin preguntarme porqué. Aprovechar el tiempo, sin ni siquiera pensarlo dos veces. Disfrutar con la gente que de verdad merece la pena. Revivir recuerdos pasados. Conocer más, experimentar cosas nuevas. Olvidar todo lo que fui y volver a empezar de cero. Lograr lo imposible, desear lo inimaginable, sin importarme el qué dirán. Volver a ver a personas que hecho en falta en  mi vida. Recordar momentos que un día mi mente borró. Perder el miedo, aquellos miedos que tanto me atormentan.Volver a amar como un día lo hice, sin tener que sufrir por ello. Bailar hasta que el cuerpo aguante. Y sobre todo, no olvidar, o al menos, recordar a aquellas personas que en algún momento, por poco duradero y corto tiempo fuese, permanecieron en tu vida alguna vez, porque es lo que realmente importa, lo que nos hace fuertes. A pesar de cómo se fueron o desaparecieron de tu vida, a pesar de lo lejos que estén, a pesar de que todo acabase mal, aunque aquello sólo a ti te pareciese importante, seguirán en algún lugar, lejos, sí, pero vivirán ahí, en tus recuerdos.












Hoy soy feliz.
Mañana, quién sabe.
Los momentos perfectos sólo duran instantes.










Reflexiones,

jueves, 8 de septiembre de 2011

Por un momento, pensé que era al fin feliz, sin preocupaciones ni fantasmas del pasado. Sentía que todo iba bien, que ya nada me importaba, que todo sería posible ahora. Pero el alcohol perdía su efecto en mí y comenzaba a recordar. Tomé de nuevo un trago, y luego otro y así hasta que el vaso quedó vacío. Los pensamientos se desvanecían, todo volvía a ser de nuevo fácil. Cerré los ojos, mientras notaba como aquel líquido milagroso, que hacía que me olvidase de todo, sobre todo de él, ardía por mi garganta hasta que llegaba a mi estómago y esperaba con impaciencia que corriese por mis venas, hasta empapar mi cerebro de felicidad y alivio. Mientras, sostenía aquella botella medio vacía, que se consumía tan rápido por mi boca como el tabaco de un cigarro. Pero todo en algún momento termina. Y eso lo sabía bien de más. Un par de horas son suficientes como para que esté sobria de nuevo. Él volvía a mis recuerdos, a mi corazón malherido y frágil. Él volvía a ser la causa de mi dolor, de ese horrible agujero que se abre en mi pecho y que casi nada, puede acallar. Él es el culpable de lo que soy, en lo que me he convertido, aquella pobre insensata que sólo busca el camino fácil, intentando huir de lo inevitable, sin importarle las consecuencias. Él, siempre e inevitablemente; ÉL.


(Buscando foto)

martes, 6 de septiembre de 2011

-Nelson, si te vas ahora, lo que tuvimos será perfecto para 
siempre.

-Sarah, la vida no es perfecta.

-Lo único que tenemos es cómo vas a recordarme... y 
necesito que ese recuerda sea fuerte y hermoso. 

Recuérdame, mi querido
Noviembre...

-Por favor, no te vayas.

-¿Por qué?

-Porque no quieres irte.





Noviembre dulce.

domingo, 4 de septiembre de 2011

-¿Cómo sabré si realmente es un error, si no me arriesgo? 


-El verdadero error es no cometer el error, ya que si no cometes un error, no sabes si es un error realmente. ¿Entiendes lo que te quiero decir?

-No lo sé; has dicho demasiadas veces la palabra error, en una misma frase.


Reflexiones.