jueves, 8 de septiembre de 2011

Por un momento, pensé que era al fin feliz, sin preocupaciones ni fantasmas del pasado. Sentía que todo iba bien, que ya nada me importaba, que todo sería posible ahora. Pero el alcohol perdía su efecto en mí y comenzaba a recordar. Tomé de nuevo un trago, y luego otro y así hasta que el vaso quedó vacío. Los pensamientos se desvanecían, todo volvía a ser de nuevo fácil. Cerré los ojos, mientras notaba como aquel líquido milagroso, que hacía que me olvidase de todo, sobre todo de él, ardía por mi garganta hasta que llegaba a mi estómago y esperaba con impaciencia que corriese por mis venas, hasta empapar mi cerebro de felicidad y alivio. Mientras, sostenía aquella botella medio vacía, que se consumía tan rápido por mi boca como el tabaco de un cigarro. Pero todo en algún momento termina. Y eso lo sabía bien de más. Un par de horas son suficientes como para que esté sobria de nuevo. Él volvía a mis recuerdos, a mi corazón malherido y frágil. Él volvía a ser la causa de mi dolor, de ese horrible agujero que se abre en mi pecho y que casi nada, puede acallar. Él es el culpable de lo que soy, en lo que me he convertido, aquella pobre insensata que sólo busca el camino fácil, intentando huir de lo inevitable, sin importarle las consecuencias. Él, siempre e inevitablemente; ÉL.


(Buscando foto)

3 comentarios:

  1. Me ha encantado la entrada. :D

    Mi blog coffeeandcoconutt.blogspot.com ha pasado a ser http://poesenthyacocco.blogspot.com/

    Te espero por allí ^^
    Beshitos cocoteros (L)

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